miércoles, 16 de marzo de 2016

Derrota rojinegra recibiendo al Santos
Rafael Márquez marca por primera vez en su segunda etapa con Atlas
Casi era hora del partido. El equipo Atlas recibiría en el Jalisco al Club Santos Laguna, ambos necesitados de puntos debido al mal paso que habían tenido en jornadas anteriores; los Zorros venían de perder en Sinaloa mientras que los Guerreros apenas sacaron un empate en casa frente al Puebla. La llegada a la cancha fue, como de costumbre, un tránsito complicado entre una avalancha de playeras rojinegras y una que otra albiverde. Se escuchaban los comentarios proféticos y referencias históricas.
<< A ver cómo nos va… no pudimos con Dorados>>
<< Santos es el cliente, hijo. Sí les metemos tres>>
            Ya faltando alrededor de una cuadra para llegar al inmueble, se veían los típicos puestos de artículos y chucherías para fanáticos; podía escucharse el tan repetitivo como indispensable << ¡lleve la playera, la playera, la playera!>>. Como si supiera acerca de nuestro reporteo, un hombre con la camiseta lagunera, alto, robusto y de edad avanzada se acercó tranquilo y lanzó su pronóstico: << Hoy gana el Santos 2 - 1>>. El operativo policíaco era impresionante: la zona por la que teníamos que acceder nos quedaba a unos cuantos pasos, pero tuvimos que rodear dos manzanas enteras para llegar. Eso sí, la seguridad era                    << impecable>>, según un prepotente oficial que, con apatía, se negó a dar más declaraciones.
            Llegadas las ocho de la noche, un camión de la ruta 110 que había sido << tomado>> por miembros de la Famosa Barra 51 hacía su llegada al estadio, mientras sus pasajeros cantaban en un desafinado coro el Hoy hay que ganar, Academia, para después bajar golpeando bombos y tocando platillos. Uno de ellos caminaba entre la gente repartiendo volantes cuyo título decía << Imposible – Callejeros. Himno de la Furia Rojinegra>>.
            Por supuesto, no podía faltar el desorientado cuyo << Amigo no llegó>>.
<< Me sobra un boleto… te lo dejo treinta pesos más barato>>
<< ¿Qué zona es?>>
<< B Poniente. Te regalo el de Copa>>
<< Nel, hermano; yo voy a Alta Norte>>
<< Es más, cómprame unas chelas y te lo doy>>.
            También hizo presencia el fiel aficionado que viajaba sólo para ver a su equipo y que confiaba en sus colegas rojinegros.
<< Hermano, vengo de Mazatlán y no traigo para mi boleto; ¿haces paro? Con un varo que me hagas valer está bien>>.
            Uno no podía quedar mal con un simpatizante tan apasionado… Diez pesos fueron suficientes para sacarle una sonrisa a nuestro amigo ocasional.
            Eran las 8:20 y el tiempo apremiaba. Después de los múltiples filtros, por fin ingresamos a la cancha del Monumental estadio Jalisco con la ilusión, hay que admitirlo, de que nuestro equipo sacara tres puntos, a pesar de la << objetividad>> que debiéramos o no manejar.  El ambiente era bárbaro. De esos que, a pesar de que sepas de antemano la pasión que existirá, no dejas de sorprenderte ante los gritos, los cantos, los brincos, las banderas ondeantes… esos sentimientos que sólo el enamorado de la pelota sabe qué gusto tienen. La tribuna rugía al ritmo de una incesante seguidilla de cánticos de aliento emitidos por un desafinado coro de miles de almas que, al igual que nosotros, deseaban ver ganar al Atlas.
            Sonó el himno, salieron los jugadores ovacionados por la gente y, después de todos los protocolos impuestos por la Liga MX, inició el partido a las 8:36 de la noche. El juego era muy trabado en el medio campo, con una sarta de pelotazos que parecía interminable y nos hacía preguntarnos si alguna vez caería un gol en cualquiera de las porterías. Esa constante duró hasta el minuto ocho, cuando Walter Kannemann perdió un balón que quedó en los botines del Quick Mendoza, quien sacó un zapatazo con dirección de portería. No se puede disminuir el susto que causó la jugada, pero Óscar Ustari contuvo la primera bola peligrosa de la noche.
            Corría el minuto catorce y ocurrió algo que, por alguna razón — siendo sarcásticos, claro está —, ya no sorprende a nadie: el árbitro Luis Enrique Santander le mostró el cartón preventivo al Vikingo Kannemann después de una fuerte entrada sobre Diego González.
Ya había transcurrido casi media hora de juego y no se veía un dominador claro; de hecho, más allá de un par de tímidas aproximaciones por parte de ambas escuadras, el balón transcurría la mayor parte del tiempo en la media cancha. La primera clara a favor del Atlas fue una jugada tropezada en la que el propio delantero rojinegro, Gonzalo Bergessio, actuó como defensa al quitarle una fácil anotación a Dieter Villalpando. Minutos más tarde, un mal rechace de la defensiva santista terminó en tiro de esquina. El encargado de cobrar fue el mismo Dieter, quien sacó un centro de derecha a primer poste y… ¡GOL! Rafael Márquez, fiel a su estilo, remató de cabeza el balón que entró decididamente por el poste de Agustín Marchesín.
            La fiesta que se disparó en ese momento fue épica. La Fiel lo sabía: el Káiser zamorano había conseguido su primera anotación desde su regreso al equipo que lo vio nacer. Así es: después de diecisiete años, el capitán volvió a marcar con la camiseta rojinegra. Los gritos de olé, olé, olé. Rafa, Rafa no se hicieron esperar. Parecía que el Jalisco iba a caerse al ver a Márquez besar el escudo de su corazón mientras miraba a la Famosa.
            Como cabía esperar, el equipo lagunero se fue al frente buscando el empate. Una seguidilla de centros y tiros libres bombardeó el área local. Tanta fue la presión para el Rojinegro que el centro delantero Gonzalo Bergessio, recibió una tarjeta de amonestación.
            Al minuto cuarenta y dos, el propio Dieter Villalpando recuperaba el balón y pretendía comenzar un nuevo avance atlista, pero en un descuido perdió el esférico que fue a dar a los pies Luís Ángel Mendoza; el Quick metió un centro por delante de los defensas rojinegros que sólo pudieron ver cómo Martín Bravo le daba dirección a la número 5 y la ponía a descansar en la red que defendía Óscar Ustari. El gusto y la ventaja que nos dio el gol de Rafa duraron apenas poco más de diez minutos cuando el marcador ya indicaba el        1 – 1. Eso sí, la Fiel no dejó de gritar y alentar a los jugadores del Atlas quienes, acompañados por los incesantes himnos futboleros de cada dos semanas, se fueron al descanso con un empate de amargo sabor.
            Eran las 9:40 en punto cuando Santander hizo sonar su silbato y dio inicio al segundo tiempo. No iban ni dos minutos del complemento cuando se daba la primera falta a favor del Santos, que se veía fuerte y motivado después de ese gol tardío en la primera mitad. Pero no hubo acciones relevantes hasta el minuto cincuenta y cinco, cuando Gonzalo Bergessio fue a disputar un balón arriba derribando a Jesús Molina en el acto; al árbitro le pareció suficiente para sacarle la segunda amarilla al nueve argentino. ¡Expulsión! Y la gente no lo podía creer; el Jalisco entero convergió en chiflidos, abucheos y una sarta de insultos al colegiado que dejaba al Atlas con un hombre menos. De cualquier manera, el partido continuaba y había que hacerle frente.
            El equipo visitante dominó la posesión del balón mientras los de casa se defendían. Ver a los jugadores rojinegros perseguir la pelota por todo el campo desesperaba a la afición que, sin embargo, en ningún momento dejó de corear los cánticos que aligeraban un poco la carga de lo que se veía en la cancha.
            Era el minuto setenta y dos cuando ocurrió algo que le heló la sangre a toda la afición rojinegra: Rafael Márquez derriba en el área a la Rata Bravo en una aproximación santista. Algunos atrevidos exigían al árbitro amonestar al delantero por << simular>> una falta aunque, siendo francos, el golpe no parecía ser fingido.
<< Era penal, ¿no?>>
<< Sí, sí. Yo también lo vi>> se comentaba en la tribuna.
            De cualquier modo, tres minutos más tarde, como si se hubiera percatado de su error y tratara de compensarlo, Santander se inventó una falta a saber de dónde, después de un mínimo contacto, otra vez, entre Rafa Márquez y Martín Bravo en un balón dividido por aire que cruzaba el área rojinegra. La Barra 51 de pronto cambió los cánticos de alabanza al equipo por salmos ofensivos dirigidos al silbante. El encargado de ejecutar fue Néstor Calderón. Algunos aficionados gritaban apoyando a Ustari, mientras que otro hacían lo propio tratando de distraer al cobrador. Como si se tratara de alguna especie de cruel ironía, en la misma portería en la que presenciamos el primer gol del Káiser esta temporada, ahora estábamos viendo cómo el Avión ponía en ventaja a su equipo… justo delante de la barra local.
            Atlas, como era lógico, se fue al frente con lo que le quedaba los últimos diez minutos, pero no fue suficiente. Ni siquiera con los defensas centrales buscando hacer daño al marco albiverde logró la Furia crear una ocasión de verdadero peligro. El juego siguió su curso, ambas escuadras agotaron sus cambios y, finalmente, el árbitro pitó el final, que firmaba la segunda derrota consecutiva del conjunto tapatío.
            La afición rojinegra no tiene el mote de La Fiel por gusto o porque a alguien simplemente se le ocurrió; el equipo no puede quejarse de falta de apoyo en las buenas, en las malas ni en las peores. Y este partido no fue la excepción: en lugar de abuchear o reprobar a los futbolistas, lo que hizo la gente fue gritar más y más fuerte ese coro que dicta ¡te amo! Soy rojinegro, de Atlas voy enamorado. Más allá de las canciones, que no son poca cosa, el momento de mayor euforia se dio cuando el mismísimo capitán, Rafael Márquez     — ¿hace falta decir el nombre?— se acercó con la Famosa para aplaudir en señal de agradecimiento por el apoyo. El griterío fue casi tan impresionante como el que generó el primer gol de la noche.

            Así, como si aquel hombre la camiseta lagunera, alto, robusto y de edad avanzada fuera una suerte de profeta, o como si hubiera sabido algo que nosotros no sabíamos, Santos se llevó a Torreón la victoria por marcador de 2 – 1, en un partido del que la directiva del Atlas tendrá que sacar muchas conclusiones y del que hay que subrayar el incesante e igualmente incondicional apoyo que brindó la afición al equipo de sus… de nuestros amores. La Academia volvía a caer en casa, pero ese hecho no bastó para que el hincha dejara de gritar y cantar un solo instante. Lo último que queda por decir es: nos vemos el viernes, Veracruz.

Por Sergio Espinoza y Rodrigo Íñiguez

18 comentarios:

  1. Encontre todos los elementos de la crónica, tuvo un buen remate.
    Muy buena crónica descriptiva, lo único que señalaría son los signos que usaron como comillas, y la falta de comillas en "Rojinegra", "Zorros", "Guerreros".
    ¡Y buen uso del lenguaje!

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  2. En definitiva la considero una crónica interpretativa, informa el acontecimiento contestando las preguntas e incluye interpretaciones de los autores. Tiene titular, subtítulo, desarrollo cronológico y remate. Además incluye imagen y su respectivo pie de foto. Respeta la cantidad de palabras y el estilo de redacción es muy agradable a mi parecer. Si no me equivoco también contiene despiece, pero no es muy visible, no pude identificarlo.
    Muy buena crónica.

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    1. Gracias, Ale. Tuve que eliminar el despiece porque no encajaba con el formato de blogger: lo incluía como otro párrafo de la crónica.

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  3. Ésta fue mi crónica favorita. Además de contar con todos los elementos necesarios, la redacción es muy amena e invita a continuar leyendo. Incluso para alguien como yo, que no sé de fútbol ni lo veo, resultó entretenida.

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    1. Muchas gracias, Andrea.

      P.D. "Andrea Zacapuntas" jajaja

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  4. Cuenta con todos los elementos necesarios de la crónica y concuerdo con Andrea, fue de las crónicas que más me gusto porque nos contextualizo en el lugar y es muy descriptiva.
    Solo como recomendación para algunas personas que no conocen de fútbol, explicar que es "La Famosa" y "La fiel".

    FELICIDADES!!!

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    1. Gracias, bro. Sí, creo que escribimos como sobreentendiendo que todos sabrían lo que significan ciertos conceptos en este ámbito. Ignoramos la teoría del marciano :'v

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  5. Es una crónica que transporta al lugar de los hechos, mantiene el formato necesario y la redactaron de una manera interesante.

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  8. Excelente crónica!!!

    Algunos detalles que no están por demás mencionar; falto lugar y fecha de publicación, falto quien publica la nota y algunos entrecomillados.

    Felicidades!!!

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    1. Muchas gracias, maestra. seguiremos mejorando para corregir esos aspectos.

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  9. Muy buena crónica, cumple con los requisitos y está redactada de manera que atrapa al lector.

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  10. Muy buen trabajo. Me gustó la forma amena de la redacción que es lo que a cerca al lector, también me gustó el hecho de que lo escribieran tal como fueronlos hechos. Cumple con los requisitos, la extención de los párrafos es buena, pocos los errores.

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  11. Buen trabajo como siempre muchachos, es una excelente crónica, la manera en que describen el ambiente te mantiene atrapado y hace que te transportes al lugar de los hechos

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